El Hombre Detrás de Ondas de Esperanza: Impactando Millones de Vidas para Siempre
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Iván Statia (derecha) y Mart Heij (izquierda) construyen la estructura para sostener los paneles solares en la estación de TWR en la isla de Bonaire.
En un mundo donde la estabilidad laboral a largo plazo es casi una rareza y el compromiso parece un eco del pasado, la historia de Esteban Statia, conocido como Iván, se erige como un testimonio de constancia, fidelidad y dedicación.
Iván dedicó su vida al ministerio de TWR Bonaire, dejando no solo un legado tangible en las estructuras que ayudó a construir, sino también un impacto espiritual que trasciende generaciones. Su historia inspira, desafía e invita a reflexionar sobre el verdadero significado del servicio.
Hace cincuenta años, Iván se unió a TWR Bonaire gracias a la recomendación de un antiguo empleado. Lo que comenzó como una oportunidad laboral rápidamente se convirtió en un llamado de vida. Iván no solo asumió sus tareas diarias como trabajador de mantenimiento; las abrazó como actos de servicio a Dios.
Joe Barker, exdirector de la estación de TWR Bonaire, recuerda con cariño cómo Iván siempre llegaba temprano, no solo para comenzar su trabajo, sino también para pasar tiempo en oración y lectura de la Biblia. “Era meticuloso en todo lo que hacía, desde pintar paredes hasta ensamblar muebles”, dijo Barker. “Su nivel de excelencia era casi artesanal. No permitía que ni una sola gota de pintura se derramara”.
Iván entendió desde el principio que su trabajo, por más simple que pareciera, formaba parte de un propósito mayor: llevar el mensaje de salvación a millones de personas en el Caribe y América Latina a través de las ondas radiales de TWR.
El Artesano de la Excelencia y la Fe Inquebrantable
Con el paso de los años, Iván no fue solo un trabajador; se convirtió en un maestro de los detalles y un modelo de integridad. Ya fuera operando equipos en las torres de transmisión, construyendo alojamientos para misioneros o resolviendo problemas complejos, siempre realizaba sus tareas con un corazón de siervo y un compromiso inquebrantable.
Jason Helmholdt, actual director de la estación de TWR Bonaire, lo describe como el empleado más dedicado con el que ha trabajado. “Iván podía arreglar casi cualquier cosa”, afirmó Helmholdt. “Aunque yo trataba de aprender de él, siempre me preguntaba humildemente: ‘¿Qué crees que deberíamos hacer?’ Incluso cuando ya sabía la respuesta, su humildad era genuina. Esa actitud marcaba toda la diferencia”.
Iván no era un hombre de muchas palabras, pero sus acciones hablaban por sí solas. Su estabilidad emocional y su enfoque en Dios lo convirtieron en un pilar del ministerio. Una de las historias más memorables ocurrió cuando Barker tuvo que abandonar un proyecto en República Dominicana por una emergencia familiar, dejando a Iván a cargo. A pesar de que el trabajo requería de dos personas, Iván lo completó solo, incluso manejando las finanzas del proyecto. “Su compromiso y responsabilidad fueron excepcionales”, recuerda Barker.
Para Iván, su fortaleza provenía de la Palabra de Dios. Hebreos 13:8, “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos,” fue el versículo que lo guió a lo largo de su camino. Este recordatorio constante lo ayudó a mantenerse firme tanto en los momentos desafiantes como en los de alegría.
Un Amor Forjado en el Servicio
La historia de Iván no estaría completa sin mencionar a Azalea, su esposa y compañera de vida. Su historia de amor comenzó en Bonaire, donde Azalea llegó como pasante para el ministerio. Juntos, formaron un equipo sólido, sirviendo al Señor y apoyándose mutuamente en cada paso del camino.
“Como esposo, Iván es divertido, paciente y amoroso,” compartió Azalea. “Siempre daba lo mejor de sí en el trabajo, ya fuera en una tarea simple o en un desafío complejo. Su corazón para el servicio era evidente tanto en el ministerio como en nuestra comunidad”.
Azalea también recuerda cómo Iván extendía su ayuda más allá de sus responsabilidades laborales, apoyando a familiares, conocidos y miembros del cuerpo de Cristo en Bonaire. Su fe y disposición para servir lo convirtieron en una figura respetada y admirada tanto dentro como fuera del ministerio.
Un Legado y el Próximo Capítulo
El impacto que Iván dejó en TWR Bonaire no se mide únicamente por los proyectos terminados o los años de servicio. Su verdadero legado reside en el ejemplo de fidelidad y excelencia que dejó para quienes lo conocieron. Es un testimonio viviente de que incluso las tareas más pequeñas pueden glorificar a Dios.
“Trabajar para el Señor durante 50 años significó perseverar y mantenerme enfocado en Él,” reflexiona Iván. Uno de sus recuerdos más preciados fue presenciar la mejora de potencia del transmisor de 450,000 vatios en enero de 2018, un evento que simbolizó años de esfuerzo y dedicación.
Ahora que Iván se retira, planea pasar más tiempo con su familia y disfrutar de una vida más tranquila. Sin embargo, su influencia en TWR Bonaire y en las vidas de quienes trabajaron con él perdurará. Barker lo resume emotivamente: “Gracias, Iván y Azalea, por su amistad y servicio. Que el Señor los bendiga ricamente en este nuevo capítulo de sus vidas”.
La vida de Iván Statia nos enseña que el verdadero éxito no se encuentra en alcanzar grandes posiciones, sino en la fidelidad con la que cumplimos nuestras responsabilidades, por más pequeñas que sean. En un mundo que valora la rapidez y lo efímero, Iván nos recuerda que el impacto eterno proviene de la constancia y el servicio desinteresado.
Como dice Colosenses 3:23, “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo.” Iván vivió esta verdad durante 50 años, y su ejemplo continuará inspirando a quienes buscan servir con propósito y excelencia.
Demos gracias a Dios por personas fieles como Iván, quienes nos muestran el valor de una vida bien vivida. Su historia sigue escribiéndose en las vidas que tocó y en el ministerio que ayudó a construir.
Imágenes: (imagen superior) Iván Statia (derecha) y Mart Heij (izquierda) construyen la estructura para sostener paneles solares en la estación de TWR en la isla de Bonaire; (imagen central, derecha) Iván Statia (cuarto desde la izquierda) y miembros del equipo de TWR en Bonaire en el año 2000.